Acabo de terminar de ver la película Jóvenes Brujas lanzadas en este año 2020. Se vendió no sé si como una secuela o un remake de la anterior con el mismo nombre de 1996. Casi todos los que ahora estamos en este camino debimos verla en algún momento, pues es considerada de culto para cualquiera que se mueva por estas artes.
Debo confesar que cuando salió la publicidad por este remake o segunda parte de aquella cinta, no me entusiasmó mucho. La razón es simple: Las segundas partes no pedidas de una película, lanzadas mucho tiempo después no terminan siendo buenas (hola “día de independencia”). Además, desde un inicio dudé de la historia. ¿Cómo tejer una historia sin sus protagonistas, pero haciendo referencia al mismo tema?
Ahora bien ¿por dónde empezar? En mi opinión, hay muchos clichés mostrando nada más las primeras imágenes. Vemos a los “raritos” juntarse por solidaridad, a manera de manadas o bien, atraídos por su propio clan. Deportistas, populares, excluidos, raros… Cada uno en su sitio en la cafetería.
Eso de “cuando están juntas, la magia aparece” ya se ha visto y acá lo muestran usando la telequinesis, es decir, lanzando a una persona por los aires con un leve movimiento. “Poderes de bruja“, supongo que le llamarán a ello.
Entre los rituales que aparecen, se nota que hay cierto tipo de asesoría, pero como dijo Mafalda en algún momento, puedes entretenerte ver la pelea del guionista con el director. En Jóvenes Brujas hay una escena cuando realizan un ritual en un bosque. Normal. Hacen un círculo de piedras. También lo es. Y esparcen sal alrededor de la línea trazada.
Para quien no lo sabe, no debes regar sal en la tierra en un bosque, porque alteras la composición del suelo y lejos de integrarte con la naturaleza le haces un daño. Así que primer error de esta adaptación, que se dejaron llevar por la apariencia, pero no se asesoraron bien.
Otro elemento que me llamó la atención en esta adaptación fue que al hacer el conjuro en el bosque el momento se detuvo. Imagino que el guionista, luego que le dijeran que dentro el círculo se está fuera del tiempo y del espacio, supuso que todo se detenía en el aire: mariposas, pájaros y hojas cayendo. Algo de fantasía para darle sazón a la trama.
Luego de ello, vemos otra cantidad de “cosas mágicas” hacerse en grupo. Estas Jóvenes Brujas se dejan llevar por sus deseos personales y caprichos. Vamos, hasta una de ellas hace aparecer fuego por sus dedos como un soplete para quemar el escrito hecho en un casillero del colegio.
De todo esto rescato algunas cosas: La magia debe reservarse para personas con estabilidad mental y emocional. Los niños, sin una guía apropiada, pensarán que todo esto es un juego. Tal vez es lo que más me molesta de esta película: Vender que la magia es algo “cool” para hacer en grupos. Eso explica por qué en uno de los grupos donde estoy, alguien preguntaba algo acerca de qué elemento corresponde a cada bruja, ya que acá afirmaron que cada una debía tener control de uno de estos (fuego, tierra, aire y agua).
La trama: floja. Los personajes: sosos. La historia: inconsistente. Bastará decir que no recuerdo qué nombre tenía cada una, excepto Lily porque apareció escrito en reducción a Lilith. Y Adam, por ser el antagonista. El final, demasiado malo. La última escena tal vez es más rescatable y se podría vincular a la anterior si le hubiesen dado mejor protagonismo a ese punto de la trama.
En definitiva, la película Jóvenes Brujas que viene a ser una especie de secuela de la original del siglo pasado (¡cómo suena de lejos esa frase!) no le llega ni a los tobillos a la anterior. El manejo del tema de la magia deja mucho que desear. Por suerte, es tan fantástico para no ser tomado en serio, cosa contraria a la anterior, que provocó una ola de personas buscando la Wicca en ese tiempo.
A pesar de todo, habrá quien piense que algo que se menciona allí es cierto, que no lo dudo, pero no pasará de una moda adolescente que por suerte acabará rápido. La integración y el espíritu de inclusión de los distintos personajes si me gustaría destacar. Pero ya que todo está tan rosa, al menos a mí se me hace forzado, aunque así debería ser.