Para cerrar ciclos debes comprender que todo pasa. Que las perdidas, físicas o emocionales forman parte de tu vida. Sí, suena duro, pero es así. No somos seres incólumes al dolor. Pasamos por momentos felices, otros tormentosos. ¿Una ruptura? ¿La pérdida de un ser querido y cercano? Hay que vivir el duelo. Llorar, sentir tristeza y hay que desahogarse.
Es un error pensar que podemos evadir y olvidar, porque con eso no cerraríamos el ciclo. Solo amortiguamos el dolor y este regresará en determinados momentos de forma más fuerte.
Cada etapa debe suponernos un aprendizaje. Estudiamos, aplicamos la prueba y pasamos. Si repruebas, necesitas volver a instruirte y presentar una vez más el examen. Cuando cierras ciclos, tan solo superas la lección y entras a una nueva etapa.
¿Qué hacer para cerrar ciclos?
¿Recuerdas esa canción de Juan Gabriel que decía “¡no te aferres!”? Pues así mismo. Debes soltar. El apego es la raíz a cualquier dolor. Objetos, personas, lugares, queremos tenerlo todo y cuando lo perdemos, sentimos hasta la muerte misma.
No somos conscientes de nuestras posesiones, solo echamos de menos lo que ya no está. No importa que estemos rodeados de gente maravillosa, queremos estar muchas veces con el causante del dolor. ¿Increíble no?
Imagina que tu pareja se va
Buscas soluciones mágicas, quieres que regrese a costa de lo que sea. Pero ¿crees de verdad que es la opción más efectiva? Imagina que a ti te obligaran a estar con alguien sin sentir amor. Es una acción muy egoísta ¿no?, entonces ¿por qué tú forzarías al otro a permanecer contigo si no es su deseo?
Porque le amas y recuerdas el pasado con felicidad, puedes decir. Pero en el fondo no es más que el apego. Aún sabiendo que pudieras conseguir a una persona igual o mejor, te aferras a la idea de que aquello era insuperable y te causa dolor y sufres.
El pasado es eso, algo que se queda en el recuerdo, pero que no es el presente y menos el futuro. Cuando sueltas, agradeces lo vivido, no olvidas lo que fue. Sabes que eso forma parte de ti, pero no te condiciona. Trabaja con tu mente, y hazlo de modo consiente.
Sal de tu zona de confort. Al ser humano en general le cuesta buscar nuevos horizontes. No nos gusta arriesgarnos, pues mientras más cercano y conocido, mejor. Podemos quedarnos en un empleo mal pagado, con un jefe maltratador, solo por el hecho de que el miedo a lo nuevo nos paraliza. Si quieres resultados distintos, deja de hacer lo mismo. Ponte otros retos, sin duda ayudará a tu mente a despejarse. Si te planteas objetivos haz lo posible por cumplirlos, esto a su vez fortalecerá tu autoestima.
No podrás avanzar si no dejas atrás lo demás
Despídete. Una vez que comprendes que nada puedes hacer por cambiar las cosas, que es inminente la ruptura, que el apego solo te causa dolor y que es necesario seguir adelante.
Di adiós. Has un balance de lo que viviste, de lo que aprendiste en ese proceso, de que cambiarías incluso. No te achaques las culpas, lo que pasó, paso. Aprende de esos errores para no cometerlos en el futuro.
Sigue adelante. Lo mejor siempre está por venir. Si no cierras ciclos, no podrás empezar otros nuevos. No te estanques. Aún te falta por crecer.