¿A cuántos maestros en la magia conoces? Tal vez puedas asegurar que aquella “tarotista” que siempre ve un fallo en tu relación por culpa de otro y que te aconseja endulzamientos, es un ser trascendido, bajado de los confines del cielo para decirte lo que quieres escuchar.
Que decir de aquel “vidente” que con una simple mirada (quizá a tu escote) te pide grandes cantidades de dinero para limpiar tu aura, destino y como no, también los bolsillos. Dogmáticos que engañan a sus discípulos con el fin de tener seguidores y alimentar sus egos.
En la magia por supuesto que hay maestros. Es más, puedo asegurarte que a simple vista se te haría muy difícil distinguirlos. Son líderes innatos, brillan con luz propia pero no ejercen un rol determinante dentro de un área específica.
¿Qué buscan los maestros en la magia?
Los maestros en la magia no buscan llamar la atención y menos aglomerar seguidores. Aunque es normal que las personas se les acerquen como la abeja al panal, y es que la gran sabiduría que poseen, es una cualidad que los distingue y la luz que emanan es diferente a la de cualquier otra persona.
El verdadero maestro no se autodenomina así. Si conoce a alguien que pide ser llamado de esta forma, HUYA. Ese es un triste charlatán.
Un maestro en la magia lo es en todo el sentido de la palabra, con un recto actuar, una alta responsabilidad y una conciencia que guía cada uno de sus pasos. Es un ser humano que no necesita demostrar lo que es ante el mundo, porque no busca aceptación. Es lo que es.
Es normal que siempre busquemos lideres, seres en los que depositemos confianza. Esperamos una guía que nos conduzca (esto se aplica en todos los ámbitos de nuestra vida) hacia el éxito. En el camino esotérico, se busca desarrollar el potencial interior, sin embargo es necesario aprender a diferenciar al maestro del falso profeta.
Es por eso que siempre recomendamos, antes de querer seguir a alguien, lea, escuche, indague y practique. Cualquier humano puede equivocarse, recuerde esto. Así que para evitar fracasos y decepciones siempre tome lo que le sirva y no endiose a nadie.
Por último concéntrese en el ejemplo. Palabras bonitas pueden salir de bocas falaces. Recuerde, su camino y el de los otros es único. Su mejor guía está en su interior, solo debe aprender a percibirla. Rodéese de gente que tenga sus mismos intereses, pero no pretenda ir a igual ritmo, sus propios pasos son los únicos que le harán avanzar.
Un maestro no solo enseña: ayuda a desarrollar el potencial de cada uno.
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